¿Existe relación entre la
nutrición y la educación?
Diversos estudios a
nivel internacional aportan evidencia sustancial de como la desnutrición en los
primeros años de vida afecta el crecimiento del cerebro, el sistema
inmunológico, el desarrollo intelectual y socioemocional en los niños y niñas
pequeños lo cual tiene repercusión en la adolescencia y la edad adulta.
Estas investigaciones cobran significativa
importancia durante la escolaridad, ya que los problemas nutricionales afectan
especialmente los estratos socioeconómicos más deprimidos de la sociedad, en la
edad escolar, esto se traduce en altos índices de deserción escolar, problemas
de aprendizaje y bajo ingreso a la educación superior, lo cual limita el
desarrollo de los pueblos. Por lo tanto se alcanzaría un claro beneficio económico
e incremento de la productividad del adulto, con la implantación de
políticas gubernamentales exitosas al
prevenir la desnutrición infantil.
Dentro de estos
trabajos se destaca la investigación realizada por Leiva y Col (2001), quienes
estudiaron el impacto del estado nutricional en el desarrollo cerebral,
inteligencia y rendimiento escolar, en el marco de un enfoque multifactorial de
200 escolares Chilenos pobres egresados de la educación media, de edades
de 17.5 ± 0.8 y en donde los procesos físicos e intelectuales estaba
consolidados. El desarrollo cerebral fue evaluado por resonancia magnética por
imágenes (RMI), el coeficiente intelectual (CI) por medio del test de
Weschelr-R, el cual correlacionó alta y significativamente con el Test de Matrices
Progresivas de Raven validado para la población chilena. El rendimiento escolar
se determinó a través de las baterías de pruebas de castellano y matemática.
Los resultados
mostraron que los escolares con indicadores de desnutrición presentaron un
volumen encefálico de aproximadamente 200cc y 100cc menos, en comparación a los
escolares no desnutridos, tanto en el sexo masculino, como femenino,
respectivamente y que el rendimiento escolar está condicionado
significativamente por factores genéticos y ambientales. Por otra parte el CI
de los escolares desnutridos era de 25 puntos más bajo y su rendimiento escolar
equivalente a la tercera parte, del presentado por los escolares no
desnutridos. Otros datos revelaron como el CI del alumno, el CI de la madre, el
CI del padre, el peso del nacimiento, la talla del nacimiento, y la
desnutrición acaecida en los primeros años de vida, fueron factores
determinantes en el rendimiento escolar, siendo el CI del alumno la variable de
mayor contribución al explicar la varianza del rendimiento escolar en ambos
sexos.
Lo anterior conduce
reflexionar sobre la importancia de la promoción de hábitos saludables de
alimentación desde la infancia y su repercusión en el desarrollo de los
aspectos cognitivos, afectivos, emocionales y motores de los niños y las niñas,
así como las desventajas y limitaciones en su desarrollo futuro. Dentro de
estos escenarios no solo la disponibilidad de alimentos y suministro de una
dieta adecuada son los aspectos determinantes, también influyen de manera
determinante el ambiente escolar, las estrategias empleadas por el maestro y su
formación profesional en el tema alimentario y nutricional, la preparación de
los alimentos, el patrón alimentario de los padres, aspectos socioeconómicos
del grupo familiar y la cultura de la comunidad donde se desenvuelve. También
es relevante el desarrollo de políticas gubernamentales de apoyo a los canales
de comunicación orientados al fomento de mensajes positivos sobre la promoción
de hábitos de alimentación saludables desde la etapa de gestación.
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